Memorias pedagógicas: Tras 10 años de Docencia…

¿Vale la pena dedicarse a la educación?

Llevo poco más de diez años intentando responder esta interrogante y aún no tengo claridad o certeza de ser capaz de otorgarme una respuesta convincente.

Tras «superar» diez años de intensa e ininterrumpida labor docente creo que mi primer impulso es decir que no. 

«We don’t need no education…»

He tenido la oportunidad y el lujo de conocer muchas facetas de lo que significa ser Profesor en Chile. He podido desarrollarme como docente y profesional en diversos campos de la educación que se les otorga a los chilenos. También, he conocido a muchas personas que dedican o han dedicado sus vidas a la pedagogía. Todo esto y mucho más me hace acreedor del título de «Profe con experiencia» aunque para ser claros, ese grado aún lo siento algo grande para mí. Este título lo cierto es que no me hace ser nada en especial, ya que si me comparo con colegas que llevan 50 años enseñando alguien podría decir que mi opinión no es tan válida como la de estos colegas (opinión que no comparto para nada). Dado este contexto, creo que para intentar dar una respuesta a la interrogante planteada solo me basaré en mi propia experiencia y las reflexiones que he podido generar tras este tiempo. Son diez años de crecimiento personal que no buscan ser una verdad absoluta, sino más bien el reflejo de una experiencia particular de aprendizaje que planeó sintetizar en 10 pequeñas reflexiones.

educación musical

  1.  Mi primer acercamiento a la pedagogía fue al terminar la enseñanza media. Aún no definía que iba a hacer tras mi egreso, y tuve la suerte de vivir la experiencia de «apadrinar» a dos niñas de kinder en mi colegio. Con mi curso regularmente íbamos a visitar al preescolar como parte de las actividades propias de cuarto medio y en este contexto fue que descubrí la enorme capacidad que todos tenemos de influir en los niños, y en mi caso en particular; fue la primera vez en la que logré equilibrar el hacer algo tanto por mí como por alguien ajeno a mi ser. Probablemente no habría estudiado Pedagogía en Música de no conocer a la Barbi y a la Ró; personajes con las que me volví a encontrar tras muchos años y con quienes tuve el gusto de volver a compartir y confirmar lo influyente que uno puede ser en las vidas de los otros.
  2. No aprendí mucho de pedagogía en la universidad. Suena terrible, pero no está muy lejos de la verdad. De hecho una vez uno de los mejores profesores de la carrera nos dijo «ustedes serán excelentes músicos que enseñan» (o algo parecido), frase que siempre recuerdo y que era muy cierta. Mi formación profesional estuvo enfocada en la música y no en su enseñanza a nivel escolar lo que en mi caso particular resultó en una ventaja a nivel práctico, pero que me hizo darme cuenta a comienzos de mi carrera profesional de lo poco que sabía sobre el como se debe transmitir conocimientos a los niños.
  3. Lo importante de tener un buen guía en el proceso de práctica profesional. Es en este período donde me di cuenta de todo lo mencionado en la reflexión anterior. La sensación de no saber como enseñar era lo que inundaba todos mis pensamientos y en varios momentos seguro que me hicieron dudar del valor de lo que había estudiado. Por suerte, tuve un guía excelente; de quien aprendí muchísimo sobre como se debe trabajar para generar aprendizajes musicales efectivos. Creo que fue en esa época que descubrí que el trabajo de «aterrizar» lo que uno sabe para poder socializarlo con los niños es el verdadero rol profesional de un buen profesor. Gracias al Profesor y amigo Luis Vazquez, aprendí mucho más en mi período de practica profesional bajo su supervisión que en todos lo ramos pedagógicos de la universidad .
  4.  Es normal y es bueno equivocarse. Suena a cliché, pero cuesta asumirlo. Al salir de la universidad muchos creen que ya están listos para trabajar y producir dinero (triste objetivo de vida de muchas personas…) pero lo cierto es que es muy difícil ser un buen profesional y en mi caso un buen profesor. Al comenzar a trabajar mi objetivo estaba bastante claro y creo que en cierto sentido aún es el mismo hasta el día de hoy (aunque con ciertos matices): yo quería ser el mejor profe que pudiera ser, para así poder ayudar a la mayor cantidad de gente que pudiera a ser mejores personas. El error de este objetivo no está en el deseo de querer ayudar sino más bien en el no entender que este no debe ser el fin, sino que es solo parte de un objetivo mayor que es la búsqueda de un equilibrio mental que permita que mis acciones generen un mayor bienestar tanto personal como social. Si me equivoqué en algo relativamente profundo y pude aprender, pulir, y mejorar mi objetivo; ¿no les parece que todo en educación debiera basarse en el error y la capacidad de generar aprendizajes mutuos en base a estos con los alumnos?
  5. El trato con los alumnos. He visto y vivido mucho en cuanto a como uno debe relacionarse con los niños. Es difícil. No siempre uno actúa correctamente y es muy complicado el relacionarse con gente tan diversa en edades como lo son los alumnos de un colegio. A mí parecer la mayor dificultad en el mundo de la pedagogía está en este punto ya que todos poseemos personalidades distintas lo que hace muy compleja la idea superficial de que uno trate a todos por igual, ya que el vinculo que se da con los alumnos es una relación muy particular que crece y va mutando con el tiempo. Tras diez años en el mismo colegio, tuve la oportunidad de ver egresar a una generación con la que «crecimos juntos» durante mis 10 años de docencia. Innumerables serian los cambios que podría mencionar tanto en ellos como en  mí, pero en relación al trato que uno tiene con los estudiantes creo que en mi experiencia con ellos funcionó muy bien el dar mucha confianza para lograr una relación cada vez más horizontal. Ha sido un proceso largo, pero que me ha permitido generar vínculos artísticos y personales que no se obtienen con una relación vertical y que si bien tomó tiempo el equilibrar (muchas veces cometí errores), a largo plazo ha sido una praxis con profundos beneficios tanto para mí como para mis estudiantes.

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  6. Los colegas. Los profesores son gente a la que es muy fácil estereotipar es base a sus especialidades. Lamentablemente esto hace que la relación con los colegas muchas veces se torne complicada dada esta «naturaleza» donde hay ramos mas importantes que otros. Sin alejarme mucho en el tiempo, hace poco en un consejo de profesores se dijo algo así como «…esto pasa de lenguaje a música». Frases como esta, y muchas otras situaciones son las que me llevan a concluir que efectivamente esta idea de ramos importantes que viene desde el MINEDUC, es una realidad fomentada y fortalecida incluso por nosotros los profesores. Este ejemplo es una de las tantas cosas que uno observa en los colegios, los colegas y en uno mismo. La idea de que la educación es un agente de cambio para mejorar la sociedad es real y sí, se vive a diario; pero en muchas ocasiones somos nosotros mismos los que retrasamos todas las mejoras y progresos sociales y educativos que se pueden dar en nuestros colegios en pos de un «status quo» que nos acomoda y no nos interesa cambiar.
  7. La infraestructura. Es interesante esto porque por temas laborales he tenido la suerte de conocer colegios tanto públicos como privados. Contextos dispares donde he podido constatar las grandes diferencias que se dan en ambos sistemas y donde la infraestructura no siempre se da de la forma que uno tiende a suponer. Existen muy diversos colegios en todos los estratos sociales donde hay colegios de todo tipo, incluidos privados con poca infraestructura y públicos con todo lo necesario para desarrollar excelentes clases. Cada contexto es una realidad distinta y es labor de nosotros los docentes conocer lar virtudes y desventajas de nuestro establecimiento y tratar de educar con lo que se tiene, pero también hacer todo lo que este al nuestro alcance para que las condiciones de los colegios que menos tienen mejoren.
  8. El ego: Muchas veces me han dicho que los artistas son engreídos, y que tienen serios problemas con su ego. No me agradan mucho este tipo de generalizaciones pero en mi experiencia el mundo de las artes esta realmente plagado de gente que solo vive en función ser satisfacer su ego, lo que en muchas ocasiones hace aún más difícil el darle una importancia real a las diversas expresiones artísticas. Soy de la idea de que el rol del artista (creador) debe estar enfocado en crear un objeto artístico que sea capaz de sustentarse por sobre el reconocimiento social del autor; ya que este no debe permitirse a si mismo que su nombre sea algo más importante que sus creaciones. Son las obras las que trascienden, no deberíamos olvidar esto. Lamentablemente creo haber conocido a muchos que solo son artistas para buscar reconocimiento social, olvidándose de su arte. En el caso de la pedagogía ocurre lo mismo; muchos colegas caen en la falsa idea de que lo que ellos enseñan es lo más importante del mundo, olvidando por completo los intereses y el fin último que debe tener la pedagogía: generar un espacio de comunicación que desarrolle a largo plazo un aprendizaje significativo en los alumnos, el cual no solo debiera involucrar la capacidad de memorizar contenidos sino buscar el sentido que puede tener esa área del conocimiento para las vidas de los otros. ¿Valdrá la pena desgastarse con tantos contenidos en la enseñanza media que no se usan en la diversidad de formas de vivir que tenemos? Creo que es importante cuestionarlo.
  9. La música: ¿Por qué elegí a la Música? Probablemente esta pregunta de para otro escrito pero para esta reflexión solo me enfocaré en lo relacionado a la pedagogía. Creo que lo que más concreto que puedo rescatar de todas mis experiencias pedagógicas vinculadas a este arte, es el hecho de que lo mejor que puede hacer un profesor de cualquier colegio es tener la profunda claridad de que lo que le enseña a sus alumnos no tiene como objetivo a su especialidad. Yo no enseño música; eso se enseña en clases particulares, conservatorios, universidades, etc.  Para mí, la música es un medio; uno que me permite aportar a la vida de mis alumnos y de mis pares todo lo que no se ve en las propuestas curriculares de este país. La calidad de esta influencia queda a juicio de los que me rodean, pero creo tener la suerte de llevar 10 años aprendiendo a través de la música y el efecto que esta provoca en mis alumnos, lo que en síntesis ha sido un lujo de vida.
  10.  El futuro. Hay algún norte en nuestra educación? Me parece que aún no lo tengo claro, pero si podría aportar o más bien reafirmar que la vida escolar es profundamente significativa para el desarrollo de un país y una sociedad pacífica. Pero, ¿es este el objetivo de la educación chilena? Pareciera que no (mucho menos en estos repudiables «tiempos mejores» llenos de represión, abusos y maldad ), y la búsqueda de un norte distinto al logro de calificaciones y un bizarro gusto por competir y ser mejores que los demás (que es la base de la actual forma de educar); no se ha logrado manifestar en nuestra educación chilena.

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«Cuando te han torturado y asustado durante casi veinte años, entonces esperan que elijas una carrera» (John Lennon)

¿Respuesta?

En este mundo laboral tan asediado por políticos en épocas de elecciones, por «expertos» que de cuando en vez nos entregan reformas y planes curriculares nuevos (cada uno más ineficaz que el anterior), o simplemente por cualquiera que se atreve a opinar sobre como y qué se debe enseñar en Chile; se me hace difícil dar una respuesta clara frente a la interrogante inicial: ¿vale la pena dedicarse a la educación? Al menos en mi experiencia, decir que no aún ronda mis pensamientos pero creo que aún no es momento de rendirse. Hace poco conversaba con un colega sobre lo distinto que es el colegio donde trabajamos si lo comparo con su versión 2009. Siempre lo digo, creo que cada vez es un lugar menos «oscuro», donde se notan cambios generacionales importantes y donde mi aporte hacia estos me ha permitido crecer como profesional no de forma individual, sino social. Toda acción pedagógica es un acto social, de cambios y apuesta por una comunidad mejor. Solo ser profesor de música creo que sería muy poco y muy simple (teniendo absolutamente claro todas las dificultades y la importancia de este trabajo); haciendo de mi rol pedagógico algo superfluo y banal, que solo sirve para ganar algo de dinero para vivir. No creo que sea utópico pensar que uno puede mejorar la calidad de vida de uno mismo y de los que nos rodean si se trabaja en fortalecer los cambios necesarios para que las nuevas generaciones sean un poco menos vacías en sus formas de vivir y pensar. Los cambios que uno logra no son inmediatos y esto es muy frustrante, pero al menos en mi caso aún no he decidido rendirme y creo que aún me es posible seguir aportando desde mi rol docente a mejorar la educación de este país, lo que creo que es sin duda el único camino que nos puede llevar a terminar con los abusos sistemáticos a los que todos estamos sometidos. 

«Tocar, tocar y tocar!» 

3 comentarios

  1. Buenas tardes, he pasado por tu blog y me gusta mucho como escribes. Te invito a que visites mi blog: minovela.home.blog donde comento mi novela “S.H. El Señor de la Historia” mezclando realidad y ficción, narración y reflexión. Como maestra que soy, tiene toda ella un alma pedagógica que va fluyendo entre sus páginas, como respuesta a mi inquietud por la educación de las nuevas generaciones. Cada capítulo intenta ser parte de las experiencias de vida, gestos y relatos que me han tocado por dentro a lo largo de mi existencia. Trata del diálogo de una chica que viene del futuro y conversando con ciertas personas del presente, que pretenden ser coherentes con sus valores existenciales, le cambia la visión del sentido de la vida. Seguro que te parecerá interesante. Me gustaría que me siguieras y compartir mutuamente esa riqueza de las personas que buscan vivir en profundidad su historia personal.
    TE ESPERO
    Mary Carmen

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  2. Sin duda la educación es fundamental en el crecimiento personal del ser humano. Ahora cuando uno crece y logra una madurez, se da cuenta cómo pierdes el tiempo durante tu adolescencia. Gracias a personas como tu, las personas del mañana serán aún mejores. Y los profesionales de ahora, serán los dichosos de poder seguir aprendiendo incluso junto a una copa de vino.

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